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En Rumania, puedes dormir en una colmena.

¿Has soñado alguna vez con vivir en una colmena? Probablemente no, pero ahora puedes experimentarlo durmiendo en una pequeña cabaña llena de abejas zumbadoras, ubicada en Rumania.

Las abejas tienen un efecto relajante en las personas.

A primera vista, puede no parecer una experiencia muy relajante, pero en realidad es una forma de calmar a los clientes estresados, según el propietario Vasile Nasca.

Este apicultor de 45 años trabaja en el municipio de Santana de Mures, en el condado de Mures, en el centro-norte de Rumania, y dice que el zumbido de las abejas ayuda a la gente a relajarse, estimula el sistema nervioso y mejora la audición. Habiendo trabajado con abejas durante 20 años, Vasile Nasca conoce su trabajo y ahora ofrece a la gente la oportunidad de disfrutar de sesiones de terapia en una cabaña de madera donde los clientes pueden acostarse en una cama junto a cuatro colmenas horizontales y escuchar el zumbido de las abejas.

Terapia de zumbido de abejas.

Vasile Nasca explica que heredó esta pasión de su padre Alexandru Nasca, conocido en la región como Sandy Stuparul. Tiene 83 años y todavía trabaja como apicultor. También es su principal asistente.

El apicultor no se considera mejor que otros, pero con tal pasión y conocimiento de las abejas, pensó que sería una buena idea ofrecer tal terapia. Vasile Nasca añadió que si sólo producía miel, no ganaría suficiente dinero para llevar el negocio, así que « decidió hacer más con las abejas ». Dijo que el zumbido de las abejas puede ser usado como tratamiento terapéutico para muchas dolencias, como la pérdida de audición, la depresión, las migrañas, el estrés o la fatiga, y que acostarse en una cabaña con los insectos también puede evitar que la gente tenga miedo de ellos.

Salvando a las abejas.

El apicultor recibió fondos de la Unión Europea para desarrollar su centro de terapia de zumbido, y después de probar el servicio con conocidos y clientes, recibió una excelente respuesta.

Mientras que el número de abejas está en constante disminución, Vasile Nasca es optimista sobre su futuro. Cree que hay que tomar medidas para salvarlos y su iniciativa es parte de ello. De hecho, las personas que han probado su terapia son entusiastas y el apicultor espera atraer a muchas personas y aprovechar la oportunidad para hacerles conscientes de la necesidad de proteger a las abejas.